El color morado simboliza la lucha histórica por los derechos de las mujeres, especialmente en el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo.
Las celebraciones buscan concienciar sobre la violencia de género y la desigualdad, destacando la importancia de seguir trabajando por la igualdad en todos los ámbitos. La jornada también busca inspirar a las mujeres a nivel global a exigir igualdad de oportunidades y honrar los logros y contribuciones de las mujeres en la historia.
El morado, verde y blanco son colores simbólicos en la lucha de las mujeres por el sufragio, representando resistencia, justicia y solidaridad desde 1908.
En su libro «Women’s Suffrage Memorabilia: An Illustrated Historical Study», Kenneth Florey detalla que durante la lucha por el derecho al voto, el color morado representaba «la sangre que corre por las venas de cada sufragista», el blanco simbolizaba la pureza y el verde la esperanza.
El simbolismo se ha extendido por todo el mundo y perdura hasta hoy en día. En los años setenta, el color morado resurgió como un emblema feminista durante la segunda ola del movimiento. La combinación de colores del sufragio, incluido el morado, se utilizó para simbolizar la solidaridad y la continua lucha por los derechos de las mujeres.
Además, el morado como símbolo feminista está conectado a la trágica historia de las trabajadoras en Nueva York en 1911. El incendio de la fábrica textil Triangle Shirtwaist cobró la vida de 123 mujeres en condiciones laborales inhumanas. Se dice que al momento de su fallecimiento, estaban confeccionando prendas de color morado, lo que tiñó el humo del incendio.
Existen otras interpretaciones sobre el uso del color morado. Algunos indican que este color es producto de la combinación del azul y el rosa, asociado a las diferencias de género entre hombres y mujeres.